A estas alturas de la vida, no quiero decir que me considere mayor pero........ el derroche de la juventud hace ya tiempo que paso, aún siento ese empuje de vitalidad que unos años atras me llevo a vivir mi vida como si fuese la unica de que dispongo, unas veces con mejor fortuna y otras, las que menos, con peor resultado.
El devenir de los años me ha dado mesura, equilibrio, tranquilidad e incluso a veces paciencia y la sabiduria necesaria para entender que un monton de virtudes esperan ser descubiertas en detrimento de mis defectos, que todavia se me antojan demasiados.
Por todo eso y un monton de cosas mas que la vida tiene de buena, intentare seguir manteniendo mi espiritu intacto, joven y libre, con la unica finalidad de preservar esa vitalidad que me permita " vivir para ver y ver para creer "
Bienvenidos

lunes, 12 de agosto de 2013

GREDOS Y GALAYOS

Ejemplar de Cabra Montes, símbolo de la sierra y principal habitante.
        Nuestros pasos nos llevan esta vez a la Sierra de Gredos, con la vista puesta en un par de cumbres clásicas, el Almanzor en el circo de Gredos y la Mira en los Galayos. A media tarde ya estamos en la plataforma listos para echar a andar, caminaremos unas horas para subir a dormir por encima de la Laguna Grande y del refugio Elola que se encuentra en su orilla.

La laguna, el refugio y el Almanzor
      Después de un pequeño problema de orientación y de no llegar donde queríamos, conseguimos encontrar un sitio perfecto para dormir, unos prados salpicados de bloques de granito y un arroyo, ideal para enfriar las cervezas, además ya estábamos altos y relativamente cerca de la cumbre.


     Al día siguiente esperamos a que el Sol nos alcanzase, desayunamos y reorganizamos nuestras mochilas. Tras quitarnos de en medio un empinado repecho ya solo nos resta a la cumbre unas travesias muy agradables de caminar y una trepada para encaramarnos a lo mas alto, una imponente atalaya granítica desde la que oteamos el horizonte hasta perderlo de vista.


    El ultimo tramo lo hacemos a la sombra y con bastante frío, pero en la cumbre disfrutamos del Sol y de un breve descanso antes de comenzar la bajada por la Portilla del Crampon hacia el refugio y la laguna, donde tomamos una cervecita para refrescarnos, o lo que es lo mismo, una cerveza terapéutica. Continuamos camino para llegar a la plataforma a media tarde con tiempo de desplazarnos al sur de la sierra, al parking del Nogal del Barranco donde situamos nuestro segundo campamento.
En el Almanzor al Sol.
       Organizamos las mochilas para el día siguiente y aun tenemos tiempo de tomar unas cervezas antes de cenar, unos metros mas arriba del parking hay un buen bar con un ambiente al mas puro estilo Flower Power, salvando la distancia que separa este alejado punto en medio de la sierra de las playas de la isla de Ibiza. Toca descansar y lo hacemos en un pórtico cercano al coche. Un rápido y ligero desayuno son el presagio de una dura caminata, la subida al refugio Victory, aunque cómoda, no es un paseo sin mas, pues salva muchos metros de desnivel. La llegada al refugio la hacemos por la famosa Apretura, un sinuoso y empinado camino que asciende serpenteando entre bloques al pie de las agujas de los Galayos.
     
 
       De aquí a la cumbre aun queda un buen trozo de canal que exige unas cuantas patadas hasta desembocar en un collado que da acceso a una zona de praderías de montaña, que atravesamos ya casi sin ganar altura hasta situarnos en la cumbre de la Mira, que me imagino debe su nombre a las amplias vistas que ofrece. Aprovechando la buena temperatura comemos algo antes de iniciar el vertiginoso descenso.
En la Mira, detrás el Almanzor.
      Para la bajada hasta el refugio tomamos un atajo que atraviesa una empinada ladera llena de grandes e inestables bloques de granito, algunos de considerable tamaño, que se tambalean solo con desplazar nuestro peso por ellos. desde el refugio continuamos por el camino de las zetas, quedando en la ladera de enfrente la apretura y las agujas de los Galayos, un expectaculo de roca,donde fisuras y placas se mezclan formando diedros, techos y aristas que convergen en una cresta afilada y tortuosa. Vamos rápidos, con buen ritmo y en menos de lo pensado llegamos al coche. En una poza del río, de aguas heladas, nos bañamos y adecentamos un poco, ahora nos queda un largo camino hasta casa intercambiando opiniones y sensaciones. Antes de llegar a nuestro destino ya teníamos nuevos planes en mente, de los cuales daremos cuenta en breve.
Los Galayos.
         Paz y Amor amigos mios.

viernes, 2 de agosto de 2013

SIL DE LAS PERLAS, VALPORQUERO.

La entrada a un mundo oscuro pero fantástico.
         Por fin, después de las dos ultimas aventuras de preparación, nos encontramos ante la entrada de Sil de las Perlas, el objetivo es bajar por esta sima al cauce de aguas de la cueva de Valporquero y seguir por esta hasta completar el recorrido.
     
El primer pozo y entramos de lleno en la oscuridad.
     Aunque la dificultad técnica del recorrido no sea elevada existen a lo largo de la cueva varios puntos de renombre, mas o menos conflictivos según las capacidades y fobias de cada uno, el rapel volado a la sala de Sil de las Perlas, el rapel estrecho y el sifón de la "M", además de las dificultades intrínsecas del terreno en el que nos movemos, la oscuridad o la temperatura del agua entre otras.

En el techo de Sil de las Perlas.
       Tras encadenar varios rapeles totalmente verticales y lo suficientemente estrechos para hacernos bajar con la mochila colgada entre las piernas en lugar de en nuestros hombros, llegamos al primer punto delicado, el rapel volado de treinta metros que sale de lo alto de una bóveda plagada de estalactitas, que parecen las fauces de algún monstruo de las cuales escapamos, y que nos deposita en la gigantesca sala de Perlas.
   
Pues si que se pasa,  cualquiera lo diría.
      Una vez recuperadas las cuerdas ya no hay marcha atrás, la única salida posible se encuentra hacia delante y a través de un rapel tan estrecho que te obliga, además de a llevar la mochila colgada, a tener que entrar por el agujero con una mano hacia abajo, cogiendo las cuerdas firmemente y la otra totalmente estirada hacia arriba en un pequeño intento por estilizar nuestro cuerpo, en ese momento, con los pies ya colgando en el oscuro vacío, comenzamos a sentir la presión de las paredes en el pecho y la espalda, la fuerza de la gravedad ayuda bastante y tras expulsar el resto del aire de nuestros pulmones nos encontramos en el aire colgando nuevamente de las cuerdas pero respirando aliviados y con un pequeño agujero sobre nuestras cabezas por el que parece imposible haber pasado.

Penúltimo rapel antes del cauce de aguas.
        Continuamos el descenso y después de varios rapeles en los que el agua, en forma de pertinaz lluvia, va haciendo acto de presencia, mojandonos y de momento refrescandonos, llegamos al cauce de aguas de la cueva de Valporquero. Siempre, en este punto, me imagino a los cientos de personas que visitan la parte turística de esta cueva, ellos arriba y nosotros abajo, ellos secos y nosotros mojados pero todos fríos y boquiabiertos por lo que nuestros ojos descubren tras cada recodo que sobrepasamos.

Increíbles y frías aguas.
          Continuamos aguas abajo superando pequeños destrepes, algunos pasamanos, varios rapeles, grandes salas y varios pasillos inundados en los que evitamos, en la medida de lo posible, meternos, pues el agua esta cada vez mas fría. Una gran sala con una escala en la pared nos indica el hueco de entrada al túnel de gusano que forma la "M".

La escala de entrada al túnel de gusano.
         Recorremos el sinuoso túnel hasta un rapel que nos deposita en el sifón, esta vez tiene menos agua que de costumbre. Nos quitamos las mochilas para pasar y tener un poco de espacio para la maniobra, pues este pequeño agujero puede ser un poco claustrofobico para dos personas. Sin mas dejo a Carlos atrás y supero esta ultima dificultad, me pasa las mochilas y en cuestión de segundos estamos subiendo por otra escala hacia el final de la "M" y de la cueva, pues desde lo alto podemos ver la claridad del día. Un ultimo rapel nos deposita en una amplia galería con salida directa al exterior.

Salida del sifón de la "M"
        Ahora solo nos resta seguir por el cauce, animado por un par de rapeles muy bonitos y un corto paseo hasta cruzar el río que mas abajo formo las Hoces de Vegacervera, ya en la carretera un apretón de manos y unas sonrisas complices nos hacen ver que ambos lo hemos pasado muy bien superando juntos las dificultades de este fantástico recorrido subterráneo.
      Llegan las vacaciones y el descanso, pero en Septiembre toca superar las asignaturas pendientes, escaladas y barrancos en diferentes puntos de nuestra geografía nos esperan, para vivir nuevas aventuras y fatigas en buena compañia. Mientras tanto nos conformaremos con algún paseo por el monte para mejorar,en lo que se pueda, la forma física.
     Recuerden filtrar los rayos solares antes de emborracharse con ellos, la piel lo agradecerá.