TARNA RESISTE



El frío y la luz del amanecer

        Hacia muchos años que no dejaba caer ni mis huesos ni mis piolets por esta pequeña zona de cascadas de hielo del puerto de Tarna. Esta vez los astros se aliaron a nuestro favor y las condiciones parecían aceptables en todos los aspectos. La prevision meteorológica era buena, incluso excelente, aunque luego no lo fuese tanto. Mis compañeros de cordada estaban plenamente dispuestos para iniciarse en la escalada en hielo y la suerte hizo que, por un motivo u otro, un montón de amigos nos juntásemos este fin de semana en Tarna con la intención de realizar diferentes actividades en la montaña, esquí de travesía, escalada en hielo, raquetas de nieve, fotografía, tomar unos kalimotxos, hacer ganchillo y sobre todo, pasar frío, aunque eso entre risas y buena compañía no se hace tan duro. En definitiva un fin de semana de los inolvidables.

    Salimos de casa al atardecer y sobre las diez de la noche llegábamos al pueblecito leones de Maraña con una temperatura que rondaba los cinco bajo cero, una cerveza en el bar y una breve cena me puso en brazos de Morfeo. Antes del amanecer en pie, hay ocho grados bajo cero en el soportal de la iglesia de Maraña y cuesta salir del saco de plumas, bien abrigado me voy a la furgo donde han dormido Iker y Edu, ya tienen todo recogido y hace calorcito. Vamos hasta el puerto a desayunar al parking, para ver el movimiento de escaladores, pero aun es de noche y somos los primeros, asi que desayunamos tranquilos y preparamos nuestro material de escalada.



Sombras asombradas, el hielo impresiona.

        Una aproximacion de una hora y media nos deposita en la base de las cascadas, nos encordamos y empieza la acción. El hielo esta especialmente duro debido a las bajas temperaturas pero, al llegar a la reunión, el Sol que bañaba las crestas gana terreno y me da de lleno, cosa que se agradece aunque la temperatura siga bajo cero. Primero Iker y luego Edu escalan de segundos de cordada su primer largo de escalada en hielo, con la tensión obvia de la primera vez dan mas golpes de los necesarios pero pronto se instalan a mi lado. Después de un breve intercambio de impresiones me lanzo a por el segundo largo, el que da nombre a la vía, " Sal si puedes ". El hielo se deja hacer, avanzo, pero rápidamente veo que la salida esta como siempre, pelada de hielo y con la nieve tapando los matojos, dudo, no me voy a bajar de aquí asi, sin pelear. Una ración de amor propio y un tornillo y medio después estoy encima de una coliflor con forma de cuerno de Alce con los piolets clavados en la tierra, comienza el tapín tracción y con algunos golpes mas llego a la reunión. De uno en uno me siguen mis secuaces, no les veo, solo les oigo, bufan, jadean, arañan el hielo con crampones y piolets, al fin sus caras asombradas pero alegres por la pelea asoman por encima del resalte.



Llegando a la primera reunión. 

       Intentamos salir por la arista pero después de cincuenta metros la acumulacion nieve empieza a darme mala espina, asi que me doy la vuelta y rapelamos hasta el principio de la vía. Comemos un poco y nos vamos de paseo a ver las condiciones del resto de cascadas y buscar nuestro próximo objetivo. Hace una buena tarde y tenemos buenas vistas, asi que, disfrutamos del expectaculo de la naturaleza un rato y nos damos la vuelta, por hoy el día ha estado bien, ahora toca comer y beber con los amigos que nos esperan abajo.


Ambiente alpino, frío y Sol,

       La noche resulto igual de gélida que la anterior, el amanecer no era el esperado pero salimos con ganas hacia nuestro objetivo, " Espejismo helado " acompañados de otros dos amigos Pepe y Eduardo. Y eso resulto, un espejismo que ni llegamos a ver y que para colmo nos dejo helados. Media hora de caminata fue suficiente para decidirnos a dar la vuelta, las condiciones eran nefastas, nevaba y las ráfagas de viento hacían que la sensacion térmica fuera bajísima a pesar de estar a seis bajo cero solamente. En el collado el vendaval fue a mas, incluso puestos en corro eramos incapaces de oírnos, asi que tras una nueva embestida del viento que nos zarandeo como a muñecos, decidimos retirarnos. Bajamos al puerto y  nos tomamos un Colacao para entrar en calor, desde el bar las cosas se ven de otra manera asi que, con energías renovadas decidimos hacer una intentona a la desesperada a una cascada mas cercana, la " Marron glace ", al menos si no escalábamos la caminata serviría de entrenamiento. nuevamente nos pertrechamos y salimos al exterior, el viento seguía azotando con furia y ninguno pensábamos que nuestra incursión llegaría a buen puerto.


Peleando con la Marron glace.

      Avanzamos rápido por el camino, ya de sobra conocido, inmersos en nuestros pensamientos con la esperanza de una calma que nos permitiera escalar. Al llegar, mas de lo mismo, pero los ánimos estaban altos y nos dispusimos para la acción. De uno en uno le dábamos guerra a la cascada, mientras los demás aguardábamos nuestro turno como podíamos, pataleábamos en la nieve con la vana esperanza de no perder nuestro calor corporal a cada envite del viento. Solo cuando todos nosotros habíamos ascendido, el viento se calmo un poco, las nubes nos permitieron ver el cielo azul y el descenso fue apacible. De retorno a casa y entre risas comentamos lo acontecido el fin de semana y hicimos planes para la segunda incursión helada de mis amigos, siempre dispuestos. Probablemente y si el tiempo nos respeta, nos dejemos caer por la zona de Bielsa en plenos Pirineos.

     El titulo de esta actualizacion es un guiño a Manu Sanchez Teran junto al que escale, en un precioso invierno de hace ya muchos años, una pequeña cascada en Tarna que lleva ese mismo nombre.

     Sean felices y no olviden afilar sus herramientas.