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Las vueltas que da la vida. |
Hay barrancos que solo oír su nombre me infunde respeto, algunos ya los he descendido, otros están en el capitulo de los pendientes. Siempre que los afronto, ya se nuevamente o por primera vez, se que viviré momentos inolvidables, desde la preparación, la organizacion y limpieza del material hasta el propio descenso en si y las sensaciones que me producirán.
Después de varias semanas en el dique seco, harto de esperar a que mis compañeros terminasen sus vacaciones (cabrones) y se volviesen a calzar los neoprenos, mis nervios ya no podían mas, así que me decidí a buscar un nuevo compañero de juegos. Como no era plan de preguntar por la calle a quien le interesaba irse de barrancos conmigo, opte por las nuevas tecnologías y puse un anuncio buscando compañero en el foro de barrancos que habitualmente sigo. En un par de días obtuve respuesta y un tal Javi, al que aun no conozco, me ofreció muy amablemente la posibilidad de acompañarlos. Pero como por diferentes motivos no acabábamos de coincidir me puso en contacto con otro fanático barranquista, Juan Luis. Hable con el y quedamos para irnos el fin de semana a barranquear al Pirineo. Fue en esa conversacion donde escuche uno de esos nombres míticos y con mayúsculas, ERISTE.
Era el día señalado, a la hora señalada y en el lugar señalado, ahí estaba Juan Luis con el material preparado y listo para la acción cual marinero listo para embarcar rumbo a la aventura. El viaje se nos fue en un suspiro, conociendonos y poniéndonos al día de nuestros descensos, objetivos, conocimientos, experiencias y todo los necesario para compartir cuerda con un desconocido y tener éxito. Tras una perdida de camino llegamos a nuestro destino, algo tarde pero con tiempo para cenar y organizar el descenso, bajaríamos el Eriste III por la mañana y el IV por la tarde con otros dos compañeros que llegarían después de comer y a los que tampoco conocía.
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Dos desconocidos en el Eriste. |
Al acostarme enseguida supe que no seria una noche de mucho dormir, aunque contrariamente a lo esperado el descanso fue óptimo. En el cielo lucían un montón de estrellas y la luna iluminaba cálidamente las laderas de las montañas, mientras,en el fondo del valle rugía, poderoso, el río, su eco en mi cabeza repetía una y otra vez Eriste, deseado y respetado, las imagenes de sus pasos mas míticos se sucedían en mi mente y con ese duermevela y el avanzar de la luna paso mi noche de espera.
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Ensacando cuerda. |
La amanecer paso tranquilo, sin prisas, dentro de un orden habitual para realizar cualquier actividad, desayuno, preparativos, organizacion del material y concentración previa al descenso. La aproximacion fue un corto paseo en el que terminamos de poner a punto pequeños detalles de ultima hora. Llegamos al cauce, nos preparamos y entramos en un fantástico mundo de roca y agua.
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Los pasamanos que evitan las rugientes aguas |
A pesar del abundante caudal y del gran tamaño de las piedras el avance resulta bastante cómodo, de vez en cuando el río pone en nuestro camino algunas dificultades que estudiamos con detenimiento y a las que damos rápida solución, así vamos superando obstáculos, los míticos y largos pasamanos que ayudan a sortear el activo principal para no tener problemas con los peligrosos movimientos que generan y rapeles directos a grandes pozas que hablan del imponente caudal que puede llegar a circular.
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Sorteando obstáculos. |
Tras las ultimas dificultades llegamos al final del tramo III y nos asomamos al puente que da acceso al IV, parece que esta factible, apenas pasa el agua por el tobogan de la derecha, señal de que el caudal es el adecuado. Vamos al coche donde nos cambiamos y comemos mientras esperamos por los compañeros para la tarde.
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Nivel ok, por la derecha no pasa agua. |
Sobre las tres ya habíamos hecho las presentaciones, Sandra y Alberto llegaban con energía y casi sin darnos cuenta estábamos saltando el primer resalte, sin contratiempos nos metemos de lleno en la zona estrecha del cañon, que a pesar de estar en su punto tiene la fuerza de una locomotora. Cuando se abre nuevamente es para dar acceso a una gran sala por la que el agua se desparrama estruendosamente generando un paisaje intimidante por la relación de tamaños entre la naturaleza y nosotros, pequeños puntos de colores en un mundo en blanco y negro.
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Belleza inconmensurable a las puertas del infierno. |
A partir de aquí se alternan las zonas abiertas y sencillas con estrechamientos dificiles, incluso un tobogan que solo los valientes tienen el valor de afrontar, veinticinco metros deslizándose entre las aguas no amedentraron a Sandra ni a Alberto, incluso nuestra heroína tuvo las narices de repetir y salir sonriendo como si fuese una chica buena (creo que tiene el demonio dentro).
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Quien dijo miedo? Nuestra heroína en acción. |
Todo lo inevitable llega y a nuestros pies teníamos el rapel del rulo, es imposible describirlo con palabras, increíble que se pueda pasar, pero..........la cuerda ya esta esperando nuestros "ochos" y uno detrás de otro, con una gran fe, nos lanzamos cuerdas abajo pasando por el hueco que queda entre la pared y el chorro de agua que sale despedida por el aire. La poza de recepción esta bastante agitada soltando cuerda se coge la suficiente velocidad para salir de los problemas, unas energicas brazadas y ya estas en el extremo tranquilo de la marmita como espectador privilegiado de la lucha del hombre con la naturaleza. Con la adrenalina por las nubes avanzamos rápido lo que nos resta de descenso.
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Cada uno con su estilo particular. |
Cena entre amigos comentando la experiencia y riendo hasta que el cansancio nos lo permite. Noche tranquila bajo las estrellas y la luna, en el fondo del valle sigue rugiendo, poderoso, el río, pero su eco en mi mente es, ya, un dulce susurro, ahora formo parte de el y duermo placidamente. Y mañana.............sera otro día...........
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Llamando a las puertas del cielo-infierno. |
Ya lo decía el rapazu esi del Karate "be water, my friend".