CUETO AGERO

Ya había ganas de roca así que este fin de semana con una prevision meteorológica especialmente buena encaminamos nuestros pasos a este santuario de la roca caliza de Cantabria, donde infinidad de vías nos esperan para hacernos disfrutar. Como era de esperar el sábado amaneció perfecto, la suave brisa de la mañana y las pequeñas nubes enredadas en la cumbres anunciaban un día estable y agradable para la escalada. Después de desayunar copiosamente preparamos el material necesario para la escalada teniendo en cuenta que seriamos una cordada un tanto atípica debido al numero, en cabeza, como no, mandaríamos a Edu seguido de Noe y Laura y tras de ellas iría yo. El objetivo seria el clásico y mítico espolón sur.



Edu en el primer largo



  Así fuimos encadenando largo tras largo y recuerdo tras recuerdo, que si esto es mas difícil que antes, que como subíamos antes por aquí, que vaya " patio " el de esta vía, que si vais mal, en fin la tónica y las bromas habituales entre amigos que se lo pasan bien.



Ultimas dificultades



Los cuatro jinetes



Ya en la cumbre disfrutamos de unas espectaculares vistas de la cordillera cantábrica completamente cubierta por su manto invernal debido a la borrasca de los últimos días. Incluso nosotros estábamos entre la nieve, comimos un poco y bebimos preparándonos para el descenso que se presentaba arduo, no por la dificultad si no por lo delicado de encontrar un camino donde no pisásemos la nieve y ahorrarnos una mojadura de pies ja ja, así fuimos sorteando nevero tras nevero y dando saltos entre las piedras hasta llegar al collado que da paso a la cara sur y donde ya no había nieve .

Así estaba el descenso

 Comodamente nos lanzamos canal abajo hasta llegar a la cabaña donde Cholo, Churra y su sobrino Daniel ya tenían el fuego encendido en espera de que se formasen unas buenas ascuas para hacer la parrillada ( de carne, claro) y dar rienda suelta a nuestros instintos primarios y carnívoros, es que no hay quien se resista a unas costillas en su punto y a unas morcillitas, todo ello regado con abundante kalimotxo de buena cosecha. Poco a poco, cada cual se retiro a su saco de dormir y fuimos poniéndonos en brazos de Morfeo que a buen seguro nos lo agradecería, pues todos llevábamos con nosotros una parte de Baco, así que los sueños fueron felices.   Así amaneció otro día, incluso mas bonito que el anterior. Nuestro cuerpos doloridos del día anterior tuvieron que conformarse con escaladas mas cortas pero no menos interesantes, pues todas las vías de esta zona de escalada destilan y te empapan de una peculiar manera de entender la roca y la escalada. Mis pies aprisionados dentro de los pies de gato gritan que no soportan mas dolor así que organizo el retorno, me cargo la pesada mochila y enfilo un agradable descenso entre encinas escuchando el canto de diversos pajaros y el correr amontonado del agua lanzado ladera abajo en forma de infinidad de arroyuelos. El coche me devuelve a la realidad y pienso si todo lo acontecido no sera solo un trozo de mis sueños, en espera de resolver tan grande misterio me sumergo en mis pensamientos y dejo que el tiempo pase hasta la próxima.

   En esta foto de reunión estoy junto a mi hermana y es una de esas fotos que guardare en la memoria con gran cariño, hay estamos a trescientos metros del suelo tan tranquilos jugando con nuestras cuerditas y con nuestro material de escalada como si nada, fijense en las uñas, por dios, todo glamour, jaja.
Salud.



En la ultima reunión del espolón