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La montaña Palentina
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Siempre es un placer llegar a Aguilar de Campoo, basta respirar hondo al bajarse del coche para alegrar la pituitaria, creo que el olor a galletas en este pueblo es permanente y esta vez no iba a ser menos...........olia a chocolate, galletas con chocolate, casi lujurioso, ja ja. Llegamos justo para disfrutar del atardecer en el embalse, dar un paseo por la orilla viendo los restos de la cantera de piedras de molino y controlar el sitio para dormir, luego bajamos a cenar y tomar algo ya que no haría falta madrugar.
Después de un buen desayuno nos vamos a escalar, un agradable paseo nos lleva al sector elegido y como siempre la primera sensacion nos deja un tanto descolocados, las entradas a las vías siguen desplomando como siempre, habrá que apretar y mantener el tipo.
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Las famosas entradas |
Después de las primeras vías vamos entrando en calor y tomándole el pulso a la roca. Después del apretón inicial las vías ya no desploman tanto y el recorrido es fácil de visualizar por lo que vamos encadenando vías hasta que el calor empieza a apretar de lo lindo y las manos nos piden clemencia, así pues lo sensato es retirarse a comer a la sombra de los arboles.
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Otra de entraditas |
Ponemos rumbo a casa ya que tenemos que atender la huerta. Regar todo lleva su tiempo pero en breve comenzara a dar sus frutos y nosotros a disfrutar de ellos, rico, rico.
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