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El amanecer prometía. |
El día en Bilbao comienza prometedor, con buenos augurios me acerco a Santa Gadea con intención de blokar un poco con los amigos del Furacu Blok. Según me voy aproximando al destino, el tiempo a la vez que mi humor, empeora ostensiblemente, ya hace demasiado tiempo que no salgo y tiene toda la pinta de que el día se va a arruinar. Llegando al pueblo alguna tímida gota pretende advertirme pero no le hago caso, aun tengo demasiadas ganas como para que unas pocas gotas me preocupen. Al llegar al parking me reciben la niebla y el viento, ahora empiezo a estar preocupado, un whatsapp a Gumo previniendole del mal tiempo y ya me veo en el bar, su contestación esta llena de optimismo y consigue encender mi llama nuevamente, en cinco minutos llegan y nos lanzamos ladera abajo con las colchos a la espalda.
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Tratando de entrar en calor alguno se encendió. |
Buscamos unos pasos fáciles para calentar y lo intentamos, la roca tiene buen tacto y no esta húmeda salvo en unos pocos sitios. Al fin conseguimos entonar el cuerpo y empezar a probar bloques, unos van saliendo y otros serán una bonita asignatura pendiente para la próxima semana. La temperatura ronda los 2 grados y eso se nota bastante, no podemos parar casi ni a comer un bocado pues en cinco minutos estas frío y hay que volver a calentar para seguir probando pasos.
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Solo el encontró el tacto para llevárselo a casa. |
Pues así aguantamos el día entre frío y pegues, un día que casi me pareció perfecto a no ser por unos pequeños detalles, la niebla, el frío, el viento, lo que sufrimos, nada que nuestra motivacion no pudiese sobrellevar. Después de un café en el bar del pueblo, donde arreglamos algunos de los problemas de la sociedad, por no decir casi todos, tocaba regresar a casa, así que al coche con la calefacción para encontrar la temperatura perdida durante el día. Buenos pensamientos para un día que prometía y del que, aunque no quiso, sacamos mas de lo esperado. Las yemas de los dedos ardiendo por los apretones y los cerillazos y la sangre hirviendo en las venas por las buenas sensaciones de sentir nuevamente la piel contra la piedra.
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Al resto se nos atravesó. |
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