A estas alturas de la vida, no quiero decir que me considere mayor pero........ el derroche de la juventud hace ya tiempo que paso, aún siento ese empuje de vitalidad que unos años atras me llevo a vivir mi vida como si fuese la unica de que dispongo, unas veces con mejor fortuna y otras, las que menos, con peor resultado.
El devenir de los años me ha dado mesura, equilibrio, tranquilidad e incluso a veces paciencia y la sabiduria necesaria para entender que un monton de virtudes esperan ser descubiertas en detrimento de mis defectos, que todavia se me antojan demasiados.
Por todo eso y un monton de cosas mas que la vida tiene de buena, intentare seguir manteniendo mi espiritu intacto, joven y libre, con la unica finalidad de preservar esa vitalidad que me permita " vivir para ver y ver para creer "
Bienvenidos

martes, 10 de septiembre de 2013

FUENTES CARRIONAS

Saxifragas esperando el Sol.
             Nuestro objetivo son los dos gigantes por excelencia de la montaña palentina, el Curavacas y el Espigüete, el plan, sencillo, ir de Lunes a dormir y el Martes hacer la actividad, asi en dos semanas consecutivas los tendríamos en el bolsillo. Sobre mediados de Agosto nos vamos hasta el pueblo de Vidrieros, donde dormiremos en una explanada al lado del cementerio, una buena cena regada con un Rioja, un poco de charla entre amigos mientras damos cuenta de unos pastelitos y al saco, noche de estrellas fugaces, noche de fugaces sueños. A la mañana esperamos al Sol, desayunamos tranquilamente y, como no, en exceso. Con toda la barrigada tiramos hacia el Curavacas, por la ruta de la cara Sur, el desnivel es importante pero nos metemos en faena y pronto nos encontramos a gusto con la ascensión.

En el Callejo Grande
       Dejamos atrás el Arroyo Cabriles y el prado del mismo nombre para adentrarnos de pleno en la gran pedrera que precede a la canal conocida como el Callejo Grande, por el cual continuamos hasta llegar a la arista Este, ya desde aquí y por la cara Norte, en cuatro patadas mas, llegamos a la cumbre. Disfrutamos de las buenas vistas de Picos y la Codillera Cantábrica, comemos un poco y para abajo como rayos, no vaya a ser que no lleguemos para tomar el Vermouth.

En el Curavacas.
    A pesar de no ser una montaña de ensueño su ascensión merece la pena, las vistas que nos ofrece no son gratuitas y antes de disfrutar de ellas hay que ganarle muchos metros de desnivel y derrochar muchas gotas de sudor. Al Oeste descubrimos el Espigüete, nuestro objetivo de la semana próxima. A priori son totalmente diferentes, aunque realmente parecidos.
Nuestro proximo objetivo.
     Una semana mas tarde nos juntamos nuevamente, esta vez en Cardaño. Aquí la gente viene a pasar las vacaciones con la familia y en casa de la familia, lo que se deja notar en el pueblo y en su bar, o mejor dicho en su asociación. Los padres charlan animadamente en la terraza mientras los niños juegan y corretean por las calles y plaza del pueblo. El ambiente festivo invita a la distensión y nos relajamos tomando unas cervezas, al oscurecer todos se recogen en casa, nosotros esta vez lo haremos en el pórtico de la iglesia para evitar el relente de la noche.
    El plan es el mismo que el de la semana anterior, y es tan igual que hacemos realmente lo mismo, esperamos al Sol, desayunamos y comenzamos la ascensión por la canal de la cara Sur. La gran diferencia radica en el tipo de roca que pisamos, conglomerado en el Curavacas y caliza aquí. Después de, nuevamente, un importante desnivel nos encontramos en la cumbre, donde las vistas son muy parecidas a las de su vecino pero igualmente impresionantes, los Picos y la Cordillera se reparten nuestra atención.

En el Espigüete
     El descenso lo haremos por la arista Este y es todo un acierto, después de un corto sube y baja empieza el descenso propiamente dicho. La arista es estrecha, lo suficiente para permitir ver el paisaje a ambos lados, el terreno es compacto y transmite seguridad, así que nos movemos rápidamente por el lomo rocoso y vamos perdiendo altura casi sin darnos cuenta. Casi al final cambiamos bruscamente de dirección y ya por praderías nos vamos aproximando al pueblo.

Empezando el descenso.
De paseo por la arista Este.

Agitando las alas.

   Sentados en la terraza del bar con una cerveza bien fresca y en frente del objetivo cumplido nos relajamos y pensamos a donde nos llevaran nuestros pasos en la próxima ocasión. Damos por terminada la sesión veraniega por la montaña palentina, pero no se nos olvida que tenemos una asignatura pendiente con ella, la Peña Prieta. El fin de una aventura siempre es el inicio de otras, y no se como me arreglo que siempre tengo mas hierba que tenada. Ahora toca el regreso a casa, estamos satisfechos y lo suficientemente cansados para saber que lo hemos pasado bien.

  Se comenta que la vía ferrata de Socueva ya esta inaugurada, podríamos.................

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